Guardianes de Piatock. El Poeta Mayor

BIBLIOTECA NACIONAL MARIANO MORENO

Director: Juan Sasturain. Vicedirectora: Elsa Rapetti. Director Nacional de Coordinación Técnica Bibliotecológica: Pablo García. Director Nacional de Coordinación Cultural: Guillermo David. Director General de Coordinación Administrativa: Roberto Gastón Arno.

Guardianes de Piatock. Miradas sobre Alberto Szpunberg Fotos de tapa y contratapa: Joaquín Salguero Ilustraciones: Nora Patrich
Agradecemos a Gato Nievas por su colaboración en los orígenes de este proyecto.

Coordinación de Publicaciones: Sebastián Scolnik
Editor invitado: Horacio González
Edición y diseño editorial: Área de Publicaciones
Diseño de tapa: Máximo Fiori

© 2020, Biblioteca Nacional Agüero 2502 (C1425EID)
Ciudad Autónoma de Buenos Aires www.bn.gob.ar

EL POETA MAYOR

Visita a Alberto Szpunberg en febrero del 2019, Barcelona, España.
Dice Szpunberg: “el grado más alto de desarrollo humano, es el de compañero”

Alfons X, ahí el poeta mayor, sólo en el cuarto piso, echado con una barandilla alrededor. La puerta entornada y Él con sus ojos entreabiertos. Al verme, enfoca el celeste suave de su mirada y pronuncia mi nombre, con todo su cuerpo: lo exclama, con asombro.

Revive. Me habla lento del Libro de las Transparencias, todo en Él se trata de amor y de guerra, de comandantes que se retiran dejando desconcierto, sin tapujos relata treinta mil cosas que quiere decirme. Me cuenta de animadversiones y rabias, recuerda lo reciente de una forma lejana y lo lejano de una forma reciente. Él agarra mi mano y oxidado habla sin soltarla.

El Poeta Mayor me declara su amor a la vista de todos, sonríe y evoca la noche en que nos conocimos. Me asaltó abriéndose paso como un pura sangre, lo recuerdo y me emociono. Me hace reír y llorar agarrados de la mano, me llama golondrina, lo acaricio con mi voz, lo miro y hace que desee coser su tiempo con el mío.

Bailo para Él, me escurro, quisiera que bailemos juntos esta canción, ser su segunda piel. ¿Qué puede esperar, si llego y le hago un lío permanente, una revolución de Trotsky? Le parezco un cuento y me siente una exageración, un movimiento sísmico.

Levanta la almohada y salen volando siete mariposas celestes, saca de abajo La encendida calma, en la primera hoja dibuja una flor de cinco pétalos con un tallo larguísimo y raíces profundas y mirándome a los ojos, con sus iris de dardos celestes que clava en los míos escribe: Para Fernanda. Y me dice, ¡como viniste desde tan lejos! Te voy a leer un poema. Abrió en el poema I y me lo leyó “que el balanceo sólo sea el del mar, sólo el del mar, no afirmes ni niegues, acaso es de noche y mi cabeza descansa en el aire como si el próximo viaje sólo pudiera ser del uno al otro, entre nosotros, otros”.

Él vive la vida así, pero si un día como cualquiera duerme para siempre, quiere que yo esté ahí, que lo perfume con mi parte más humana y cristalina, que no tenga miedo, que no deje nunca de bailar. Me enseña con sus achaques a vivir como me guste y sienta, como lo hace Él, sin darle la espalda a la verdad, equivocándome con cosas nuevas, cruzando umbrales, extrañándolo sin sufrimiento, suelta, para correr su misma suerte.

Me conquista completa. Se instala en mi universo. Me dibuja desde su propia experiencia bajo el techo estrellado de su habitación, trazos que surgen de las entrañas, de los apagones del cielo raso. Agarra todas mis hebras y me condensa.

Para Él, que sus versos siguen naciendo como un himno poderoso y roto o un refugio con fuerza bajo el sol, el grado más alto de desarrollo humano es el de Compañero, porque no sólo ejerce conducta sino que genera conducta y basta con que alguien diga: ¡Eh! un momentito, el rey está desnudo, para que los cortesanos sepan que el rey: está desnudo.