Monte Quemado

MONTE QUEMADO

“A mi lado, inmerso en la solitaria muchedumbre,
está un hombre que jura que no es culpable.”

Bob Dylan

Las ventajas

1
La corto para llegar a su cuerpo y atravesarlo
debajo de la bandera natural que nos cubre
nos empuja el viento sureño que vuela nuestros pelos
su sonrisa se ahueca, puedo ver la cavidad completa de su boca
es un pozo, un aljibe, llovido y veo además
la lengua que descansa amplia y salivada entre la curva fila de dientes.

2
Mate, quesillo, miel dura y toda la mesa llena de pan.
Sube una escalera crujiente. Baja al galope y vuelve a crujir.
Hay feria, está divertida.
Hay guitarreros, gente bailando, hay malambo.
Levantan la tierra, la hacen volar, sale música de sus pies.

3
Mis tetas tienen los pezones duros
quiero ocultarlos cruzando los brazos
parpadeo lento, las pestañas me pesan
embebida en este jugo con las manos en las caderas
me masajeo las crestas ilíacas y de vez en cuando el sacro
me como la uña y humedezco el dedo.

4
Animales de caza abren las fosas nasales
cantan, me ofrecen la mano, les doy la mano
me dan un beso, un pedazo de árbol, una mina
de carbón, una muy rasposa garganta
por donde pasaron los viñedos de la región.

5
Natalia me enjabona las rodillas que sobresalen.
Me hace reír su cara de palomita
en realidad es una zorra, como yo.
Hace espuma girando el jabón entre sus manos
apoyo el pie en el borde para que me enjabone mejor.
Jugamos. Yo la mojo y ella me pone espuma en la cabeza.
Yo me río y ella es una luna menguante que se desliza.

6
Templada en tono mayor, no te toco ni me tocás.
Sólo en sueños, porque tenés miedo.
Si sos vos la que entra y me despierta
me cuelga y me deja a la intemperie.
No sos mi amiga. Sólo estás metida en mi cama.

Tonada tucumana

1
El que dormita hoy en la calle con el corazón en su mano.
El que vomitó hoy en el pasillo sin el control en su mano.
El de los orientales, el del avión que no salió.
El de los que subían por las escaleras.
El de los que se sentaban y actuaban como si estuviera.
Hay un cartel que indica que es el fin del camino.
Hay rosarios blancos y rosarios negros.
Hay vientos que mueven helechos y banderas que flamean.
125 días de túneles de lapacho, brutalidad y agua.
No soy un soldado ni un caballo de tracción.
No quiero dar la vida por mi país.

2
Miles de leguas por sus lenguas.
Conserva de bandera en la heladera.
Arrebate la del adversario en combate.
En el pabellón efe, un pedazo de época
llena de siglas y de diosas viruelas.
Cinco, llevan blasones de los mismos colores.
No quiero fregar, refregar, no quiero, no con uñas y manos
limpiar, acarrear toda la grela de la parcela.
De la ración de la cuadra
de la extensión de la mansión
de la redención de la venta
de lo que no circula, de la que nos toca.

3
Antropomorfos en el verano Mollar
del marote más duro del Pedregal.
Inauguran la edad del cuero en el pajonal
con buenas maderas, con buenos metales
fabrican ropas, recipientes, noticias y carretas.
Después de la edad del cuero, la del saladero
de las huérfanas de Mercedes
de los milagros a pura cuchilla
en bonitos templos
en los mas dorados tiempos.

4
Quebrachales quemados en un mismo lugar.
Los pies levantan polvo, el viento cala los huesos laxos.
En época de sopa cruda, pierdo la visión en rebanadas.
Abro un tajo en la bandera estudiando mi mente.
Adentro del cuerpo tengo el aire contenido.
El licuado de sangre y alguna otra sustancia es el relleno
puesto por capas en escabeche.

5

Dos casas para morar en ninguna
más dos o tres en las que no vivo.
Más una con mañana oscura, con tarde clara
más otra entre plazas, más una
en un barrio en el que paso horas
mirando la planta y la tierra
de la maceta, donde hay
una semilla hundida en lo húmedo.
Horas puliendo una pava de acero para que brille
y raspar en el espejismo con alevosía
el reflejo deforme de mi, en cuero
en piel, con miedo a lo alto
a lo veloz, a las cosas del este
a los bichos, hasta al agua
y a tener que aguantármela.

6
Esperando semillas de aguaribay me puse a hurgar unos hinojos.
Aprendí a divisar a los pájaros delante de las serranías.
A los ojos, a los caballos y a los hombres.
La prisa, la cara en la arena y a los cortes por atrás.
Entripado, el secreto cierra su repulgue y lo trenza.
Sin alejarse de la genética y la matemática, con ese aire
de resignada vida que nos toca, las visiones son crueles y son claras.
No todo lo que es blanco es bueno y no todo lo que corta daña.

7
Vuelan las moscas de Simoca sobre los ruleros tapados
por el pañuelo blanco y transparente.
Trago achura para poder pensar lento y frío.
Me gustaría que todo lo que no puede
convertirse en leche derramada
sea transformado en la botella de coca
de envase retornable.

Anemia y alcohol

1
Elía manipula la magia y el juego.
Desde su chakra laríngeo lanza un almizcle, una nota do
que viaja al oeste si habla.
Opera en mí cuando recrea lo ya creado.
Me invita a que la risa entre en mi vida, me observa.
Cuando algo se libera con esa actitud, Elía se acumula como el agua.
Reúne todas las piezas.

2
Quedé pensándote dulcemente.
A veces quiero ser como vos, señal
de que me gustás.
Dijiste las palabras, te soñé, te crucé
en las calles Magnolia y Eucaliptus.
Pienso en vos ahora. Hoy hice buñuelos
y pensé en vos mientras
engordaba la masa
en la sartén.

3
Esto recién nace con la luz de las seis.
Braceo sin reglas que detengan
los estados de incoherencia.
Con los mismos viejos temores
y bajo la misma presión ocular
expongo giros y vueltas en el aire
espeso pero fresco
de tu bar.

4
Ahora cuando suenen las doce campanadas
voy a respirar el aire que todavía es fresco.
Espero mirando para arriba a que lleguen las gotitas.
Voy a evocar la planicie y el sendero.
Voy a fumar hondo para que la cara se alumbre
con la luz de la luna de día.

5
Calórico y dormido al revés
vestido de rojo realiza un ritual.
Primero come un polvo y después lo escupe.
Me preña y me regala un caballo.
Desconcha el vizcacheral para la noche.
Tiene los nudillos deformados por la edad
y su pelo la forma de lo que es hace semanas.

Acollarada

1
Acollarada por el pescuezo, te di un respiro y te corrí el bozal.
La verdad es que te quiero achurar como lo haría una ampalagua.
Te grité, salvaje y chicotera deseando hasta sancocharme verte
ensartada en los hierros cruzados del asador.
Tu destino es ser pialada, marcada a hierro caliente
adornada con flores, con trapos de colores
y rociada de aguardiente. Tu cuerpo y tu lengua.
En trance, empiezo a verte como a una yegua alba
que gira alrededor de la noria para sacar agua.

2
Nuestro arrayán tiene una flor de cinco pétalos
brotó el pimpajarito primero que las hojas del col
la densidad del tomillo en la maceta
el racimo de la vara de oro
y el polvo rojo extendido en la sombra.

3
En los bañados ésos me subo en ancas
me calzo las botas que protegen las pantorrillas
de pinches y matorrales.
Me pongo buena, me pongo aceituna
se me curan todas las azotadoras.
El viento me envuelve y menea, él y la luz
en los abrojales que van de frente.
En los bañados ésos te fabricás un pasado.
Te encuentro y te pinto el cuerpo, de pies a cabeza
con barro y unas ramitas pinchudas, mientras te hago
puntitos y decís auh!, me erizo y me templo.
Nunca llueve, la tierra siempre está bien caliente.

4
Te divierto, me intrigo, persigo algo, un trato.
Jugueteo, te muevo y manejo caprichosa, me entretengo.
Te saco tu parte líquida de animal o vegetal.
Te voy a atar a un burro macho, a un árbol hembra
para obligarte a obedecer. Los cabos y las manos.
Hasta que te ataque fiebre alta y te vuelvas llama
charamusca, cosa inflamada, masa gaseosa, espesa
y arriba del cuerpo ardas, al contacto, con forma de lengua.

5
Mi sentido actúa en las sustancias solubles
en las papilas gustativas desparejas
en diez mil manchas y químicos
con sus sensaciones en la punta, en los lados, atrás.
En los orificios, en lo que envuelvo, ingiero, incluyo.

En cuero

1
Aunque no sabía bailar, el contoneo de su cuerpo
disociaba sus partes con música adentro.
La música que habría quedado en su memoria
después de cantar en un baño para discapacitados.

2
Me toco la montañita entreabriendo
los párpados y veo que es tarde
las piezas del ajedrez están bien acomodadas
la billetera, las llaves, las tarjetas del subte
todo está sobre la misma mesa
el reloj parado de la iglesia
el foquito que casi se quema.

3
Pierdo aviones
las personas me dan la espalda.
Conversión a pesadilla erótica.
Se la chupo mientras lo miro y eyacula un acullico
de hojas verdes de coca masticadas.

4
Pierdo letras cuando hablo
de lo que está
en las cosas corrientes
en la paranoia ante el viento
y los sonidos naturales.
Olfateo machos infectados de miedo
que advierten el peligro en el cuchillo
que acabó con muchas vidas
porque vale más.

5
La que no tiene la generosidad de una madre.
Los que siempre fueron feos y me gustaron igual.
El que crece en el peligro y no le teme.
La sirena grita la desgracia y el país que queda vacío.
El hambre de leche me lleva la lengua afuera
tibia y blanca de tambo mi espuma rabiosa.

6
Mojo la metáfora en vino tinto. Qué conmovedora galleta.
Veo el amor por la ventana. Lo veo cursi.

Parece que lo asesinaron atado a una silla.
Estaba oscuro cuando lo encontré. Estaba desnudo.
Tuve ganas de colgar un cartel en el dedo gordo de su pie.

7
Es tiempo de tener un entrenador de box
o una entrenadora musculosa
es hora de aprender a boxear
saltar muchas horas a la soga
muchas horas por día
vi unos guantes y un casco
voy a darle duro a esa bolsa de arena
hasta que me duela.

8
Las encías blandas
por la presión y la sutura
largan un olor
indefinido.
Vos pidiéndome que te la sacuda
el domingo
por la mañana
en el horario de la misa.

A contra pelo

1
En las huellas del camino
donde crece la sombra trunca
me voy con el aire y fijo lo pálido.
Lo demás es como en la niñez.
Pequeños segmentos de placer
en la línea temporal de los días.
Nubes hermosamente agrisadas
que planean el mes más lluvioso.
Caspas de falsos ángeles que ungen
en la disolución de Ramón.

2
Cien mil deseos, dos dolores
ninguno se extirpa.
Voy a enfrentar con metal mis pensamientos
cada uno de los dos pliegues carnosos
que rodean una abertura.
Los dos bordes de una herida simple.

3
Una paloma negra y mojada
muere sobre Ángel Gallardo, un poco
más adelante, la tapa de bordes dentados
de una lata de duraznos rueda.

4
La torta de zanahoria, húmeda en su centro
el culo eufórico de ungüentos alucinantes
la orquídea madura, la valeriana picada
el estragón con sangre aromando.
Pero en la tierra de los robles y los olivos
fecundada, bajo el ciprés revivimos.

5
En lo amargo de las mandarinas, tu papá.

6
Águila abierta, amo del aire.
El aire que sale de la máquina
que seca manos en el baño del bar.

7
Me trata como a un miedo.
Me pierdo en la noche, me tergiverso.
Qué tenaz se pone el aire que sale de su boca
su mirada se vuelve una mira
una fortificación elevada
cubierta de vidrios gruesos.

8
No puedo saber cuál es
el verdadero color de sus ojos
mientras se avergüenza por hablarme
de sombras luminosas.
No puedo saber, porque la luz
no ilumina al elemento que proyecta.

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Las ventajas
Tonada tucumana
Anemia y alcohol
Acollarada
En cuero
A contra pelo